En Venezuela se ha
llegado a nombrar al dominó como “deporte ciencia”, gracias a lo
argumentado por el afamado médico traumatólogo venezolano Héctor Simosa
Alarcón, “El Tigre de Carayaca” con respecto a la capacidad lógico
matemática que se ha de tener durante toda la partida para dominar a los
contrincantes y poder comulgar con su aliado según vaya la progresividad de los
números.
Esto le ha ganado cabida y ser uno de
los deportes más tranquilos en clubes, reuniones familiares, competiciones e
incluso en los Juegos Nacionales Deportivos, sean de carácter oficial o de
colegios de distintas profesiones.
En otros países es considerado un
deporte estratégico como podrían ser las damas, póker y el billar, que
no son deportes ciencia, pero han destacado entre los más refinados y
acaudalados jugadores, además de su inclusión en juegos portátiles y los e-sports.
De hecho, aunque hay varios temas más
involucrados, lo que aleja al póker y al billar de ser deportes ciencia, aunque
requieran agilidad mental, es que son propicios para las apuestas y no
precisamente las apuestas deportivas ya controladas por gobiernos o empresas
privadas.
Por igual, aunque exista ese retraso,
el valor que ejerce en los jugadores se mantiene intacto y es de ello que
realizamos las siguientes reflexiones.
Sobre lo que es considerado un deporte ciencia
La noción de "deportes
ciencia" ha ganado terreno en las últimas décadas y aunque
tradicionalmente se relaciona con disciplinas que enfatizan la competición
física y la actividad atlética, también se ha expandido para considerar a los
juegos que demandan un pensamiento estratégico y habilidades mentales, siendo
el ajedrez el líder indiscutible en esta materia.
En este contexto, el dominó, el póker
y el billar se presentan como ejemplos fascinantes de cómo la mente humana
puede estar tan involucrada en el juego como el cuerpo y el que no sean
considerados de pensamiento científico o relacionado a las matemáticas como
parte éstas de las ciencias puras, no le resta valor para los adeptos.
Deportes ciencia reconocidos: una breve vista
La categoría de deportes ciencia
abarca actividades que requieren un alto nivel de habilidad mental y
estrategia. Ejemplos como el ajedrez, el Golf y el GO son considerados deporte
ciencia en gran medida por su complejidad estratégica y la concentración que
demandan.
En estas disciplinas los jugadores
deben anticipar las jugadas del oponente, planificar varias movidas hacia
adelante y manejar el tiempo de manera eficiente. La Federación Internacional
de Ajedrez (FIDE) reconoce el ajedrez como un deporte, destacando su carácter
competitivo y el nivel de destreza necesario para sobresalir. El GO (originario
de China), ha sido igualmente aceptado como un deporte ciencia debido a su
profunda estrategia y variedad de posibilidades en cada partida.
En los últimos años, otros juegos
como el bridge y el esports han ido ganando reconocimiento en esta
categoría. El bridge es un juego de naipes que combina suerte y táctica y ha
sido defendido como un deporte por organizaciones como la World Bridge
Federation.
De manera similar, el auge de los
esports ha llevado a una discusión sobre la naturaleza competitiva de los
videojuegos, argumentando que requieren habilidades excepcionales para la
planificación, inteligencia lógico - estratégica y el trabajo en equipo.
Dominó: estrategia y socialización, pero no deporte ciencia a nivel mundial
El dominó es un juego de estrategia
que ha sido parte de la cultura de muchas naciones especialmente en América
Latina y el Caribe. Aunque a menudo se le considere un pasatiempo o una
actividad recreativa, su naturaleza competitiva no debe subestimarse.
Los jugadores deben analizar sus
fichas y las del oponente para maximizar su puntuación y limitar las opciones
del contrincante. La habilidad para leer el juego y anticipar movimientos se
asemeja a la complejidad presente en deportes ciencia.
Sin embargo, la consideración del
dominó como deporte ciencia podría depender del marco en el que se juegue. En
competiciones formales, donde la estrategia y la habilidad se ponen a prueba,
puede ser refutable el clasificarlo como tal.
Las competencias de dominó requieren
un alto grado de concentración, análisis y adaptación a las jugadas del
oponente. Aunque la destreza física no juega un papel tan prominente como en
deportes tradicionales, la habilidad mental y la estrategia son innegablemente
centrales en el juego.
Póker y Billar: La dualidad de estrategia y destino
El póker
se ha consolidado en la última década como uno de los juegos de cartas
más populares y a menudo se discute su consideración como deporte. En torneos
de póker, los jugadores combinan la estrategia con el manejo de probabilidades
y la psicología del juego, lo que brinda un cierto nivel de singularidad que lo
alinea con los deportes ciencia.
Los jugadores deben evaluar sus
cartas y las de sus oponentes a la par de leer las emociones y las intenciones
de quienes compiten. Esta mezcla de habilidades mentales enfatiza la
profundidad estratégica, permitiendo que el póker ocupe un lugar relevante en
la discusión sobre deportes ciencia.
En cuanto al billar, este
juego tiene su propia complejidad requiriendo habilidades técnicas como el
control de la fuerza y el ángulo del tiro en franca comunión con una mente ágil
y analítica.
A medida que un jugador se prepara
para un tiro, necesita calcular factores como la posición de las bolas y las
posibilidades de rebote. La combinación de estos elementos físicos y mentales
hace que el billar sea un juego altamente estratégico que puede ser argumentado
como un deporte ciencia.
Las discusiones que giran en torno a
la inclusión del dominó, el póker y el billar en la categoría de deporte
ciencia están íntimamente relacionadas con nuestra comprensión de lo que
significa competir y ser un "deportista".
Si bien algunos argumentan que los
deportes requieren un componente físico más que mental, otros abogan por
redefinir el concepto de competición, enfatizando las similitudes entre el uso
de la mente en estrategias complejas.
La evolución de la percepción sobre
los deportes ciencia sugiere que no hay un solo camino para definir lo que
constituye un deporte, porque la variada inclusión de juegos como el dominó, el
póker y el billar en las “parrillas de competiciones” en diversos países del
mundo subraya la importancia del intelecto y la estrategia, promoviendo un
panorama en el que la habilidad cerebral se equipara al atletismo físico.
A medida que la sociedad avanza, es
plausible que nuestra comprensión de la competitividad siga cambiando, creando
un espacio más amplio e inclusivo para actividades que desafían tanto la mente
como el cuerpo.
Y quizá en esa lista de espera de
llevar su categoría a deporte ciencia se encuentren el bowling, los
dados, el pool y las bolas criollas. Pero l tiempo y las argumentaciones
brindadas por gente de ciencia con sentido de propiedad por dichos deportes,
así lo dictaminará.
Ojo, en todo deporte, la ciencia está
presente y ambas se necesitan para demostrar el inmenso potencial humano; lo de
deporte ciencia es ya una clasificación algo abstracta y/u occidental para englobar
a aquellos deportes donde el pensamiento tiene más tiempo para ejercer, antes
que lo físico, incluso estando este en su más mínima expresión.
Lo que sí existe es la ciencia del
deporte, un campo de estudio que analiza cómo el cuerpo humano realiza
actividades físicas y cómo mejorar dichos rendimientos, cuyo objetivo es
proporcionar conocimientos científicos para optimizar el desempeño deportivo y
garantizar una práctica segura y efectiva.
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