Alguna vez una doctora
que a la vez fue mi jefa me dijo, “hagas lo que hagas, siempre el propósito que
debe moverte en ser feliz y solvente”. Hasta el día de hoy, ese ha sido uno de
mis muchos enfoques para manejar a la superación a mí modo y que ello me solace
el espíritu.
Porque la superación es
poder tener controlado aquello que podemos y debemos controlar, como nuestra
solvencia, carácter y decisiones financieras, sentimentales y sociales. Todos estos
son varios temas recurrentes y que abren ramales.
Cada quien tiene una o
varias historias de superacion que
contar, sea propia o de su entorno inmediato o aquellas que llegan ya sea por
la oralidad o los medios de comunicación o por grupos de ayuda y encuentro como
el de la famosa asociación Lo Que Nos
Mueve.
Está en el corazón y
mente de cada quién contemplar la superación de otros y decidirse a escribir su
propia historia o ser nada más un vidente. Malos son aquellos que se decantan
por la envidia y el ataque a quienes hacen para ser y son porque hacen.
Existen lugares
especiales donde las personas se reúnen a ver y mostrar aquello que les
apasiona y no para lucirse, sino para inspirar y con el apoyo del entorno
ascender al siguiente nivel, no se estancan o si llegan a un tope, están al pendiente
de apoyar a todo aquel que se supera.
La pregunta acá es, ¿En
qué sitio estás tú en ese ítem social?
Todo lo que deriva y construye la superación
La búsqueda del
progreso es una de las fuerzas más poderosas que pueden movilizarnos hacia el
avance en nuestras vidas porque cada paso hacia la mejora nos acerca a nuestros
objetivos a la par de proporcionarnos la oportunidad de experimentar un verdadero
desarrollo personal que sirve de inspiración o referencia.
Al abrazar el cambio y
la evolución permitimos que nuestras capacidades florezcan y nuestras pasiones
nos guíen, haciendo que esta transición hacia un ser mejor nos lleve
inevitablemente a la superación personal ansiada, donde cada desafío enfrentado
se transforma en un peldaño hacia el triunfo y el éxito que anhelamos.
Léase y entiéndase esto:
La superación no es perfección, es el
camino hacia la excelencia, que transitamos a gusto sin parar.
El camino hacia el
ascenso en cualquier área de nuestras vidas puede ser difícil, pero cada
esfuerzo cuenta en especial si ajustamos la optimización de nuestras
habilidades y recursos para alcanzar un verdadero crecimiento.
Cada logro, no importa
cuán pequeño sea, se convierte en un testimonio de nuestra capacidad para
superar obstáculos que contemplaremos –y viviremos en carne propia, incluso
como testigos de quienes apreciamos-, que obtenemos una base sólida para
enfrentar futuros desafíos, recordándonos que somos capaces de convertir cada
revés en una oportunidad.
La recuperación de
experiencias pasadas, ya sean positivas o negativas, es lo que alimenta nuestra
renovación y nos impulsa a seguir adelante y, a medida que avanzamos
experimentamos un aumento en nuestra confianza, paso inmediato a la búsqueda de
una elevación continua en nuestro ser.
Este deseo innato por
la superación de límites es lo que nos empodera para realizar proezas que antes
parecían inalcanzables. A través del fortalecimiento de nuestras habilidades
tenemos la oportunidad de afianzar nuestras bases y crear un cimiento sólido
sobre el cual construir un futuro brillante.
La transformación
personal es un objetivo que todos podemos alcanzar si nos dedicamos a dominar
nuestros temores y a realizar una conquista de nuestras debilidades, además de
no dejarnos llevar por la idea de que la superación es fama y fortuna, cuando
es solvencia y calma en aquello que nos gusta o debemos hacer.
La fulminación de
pensamientos negativos es un paso esencial; reemplazarlos por creencias que nos
fortalezcan será el norte de nuestro camino. Esta resiliencia nos permitirá
enfrentar la vida con la certeza de que cada experiencia es una lección en
nuestro viaje hacia la realización.
En este contexto de
crecimiento podríamos hablar simbólicamente de la canonización de nuestras
cualidades, en un sentido de elevar y enaltecer lo mejor de nosotros mismos. Al
reconocer y valorar nuestras capacidades nos dirigimos hacia un destino en el
que cada uno de nosotros puede brillar con luz propia.
Yo, que lo estoy
viviendo a mi edad (porque importa es el día en que se arranca y no se detiene
hasta superarse y no la edad). Así que te invito a tomar acción y buscar esa
pasión que te mueve y a no dudar en afrontar el camino hacia la superación.
Nuestro futuro está
lleno de promesas y posibilidades que ningún gobierno, gente toxica o
limitaciones materiales pueden detener, cohibir, desestimar o burlar, sólo
necesitas decidirte a dar el primer paso, ¡Adelante!
Comentarios
Publicar un comentario