El estar alertas no implica precisamente
estar en vilo o al 100% expectantes de que algo suceda, lo que significa es que
tanto su mente como su cuerpo puedan reaccionar en conjunto e incluso, por
separado.
¿Recuerdan el
“Ultra instinto” de Gokú?, pues se definía como un estado imperturbable donde
su cuerpo respondía por sí mismo a cualquier acción en el entorno y a su vez,
respondía de manera previsora, pero efectiva.
El estar alertas
no implica estar a la defensiva, especialmente de aquellas personas que nos
quieren y que no nos están atacando. Es estar alertas de quienes están
hilvanando un mal a terceros en el que nos involucran o un mal en nuestra
contra, incluso detrás de una sonrisa.
¿Han visto esos
videos donde un hombre disfrazado de arbusto asusta de manera jocosa a las
personas?, aunque el propósito es dar un susto, muchas veces éstos ocasionan
tropiezos, caídas o reflejos incontrolables que terminan enfureciendo a las
personas.
Y no, la broma
no está mal (del todo, acepto sus objeciones), lo que está mal es que de un
ligero susto jocoso, se sucedan tropiezos.
Incluso hay
hombres que abandonan a las mujeres para ponerse a salvo en esas bromas o
cuando se sucede algo de verdad. Eso no es un uso racional del miedo, que
aunque se suceda y nos dé una descarga de adrenalina, debería de responderse
con la defensa personal y del entorno.
Claro está, lo
anterior dependerá de la crianza y la manera consecuente con la que se trate
con las personas. Y da otro motivo de estar alertas: Si no piensa en ti en los
momentos álgidos, ¿Los hará en los de bonanza o cuando haya que confiar?,
¡Aplica para ambos sexos!
Entrenarnos para estar alertas al ir por las calles
Dijo John F. Kennedy que a lo primero que
hay que temerle es al miedo mismo. Y mucha razón tenía, porque el miedo y el
shock que causa, nos hace perder el enfoque. Por eso es que debemos tener las
alarmas corporales encendidas, logrando ello con la prevención y previsión.
Y no, el estar
alertas no es atraer desgracias. Más bien es buscar el ganarles en caso de que
–Dios no lo quiera- se sucedan.
De allí que
pueden entrenarse para saber qué hacer cuando el ascensor se quede entre piso y
piso, cuando alguien se desmaye, en caso de terremoto dónde o con qué cubrirse
y cómo analizar el entorno (fugas de gas, construcciones desprendiéndose,
cables eléctricos), saber a quién llamar en caso de que el auto se accidente o
qué pensar cuando un gato, cucaracha o una araña salte en la oscuridad.
Todos tenemos
miedo, pero esa carga de adrenalina nos debe servir para reaccionar en la
salvaguarda propia y ajena, evitar golpear cosas o gente y perder la
perspectiva. Eso implica tener reflejos y raciocinio en micras de segundo
(repito, el Ultra Instinto).
Algunos consejos elementales para estar alertas en las situaciones más comunes en las calles
Observa tu entorno: Usa tus ojos para observar (que es la acción mente –
ojo que se encuentra por encima del ver) escanear lo que te rodea a favor y en
contra. Fíjate en las personas, vehículos y el ambiente en general (no es
juzgar, es entender). Está alerta ante cualquier comportamiento inusual o disposición
de objetos a manera de riesgo.
Escucha atentamente: Presta atención a los sonidos a tu alrededor,
requiriéndose ello mucho más a quienes se abstraen con los auriculares y que
son víctimas de muchas cosas por ese exceso de confianza y displicencia. Ruidos
inusuales como frenadas bruscas o gritos, pueden ser señales de que algo está
sucediendo y necesitas actuar.
Mantén el teléfono guardado: Usa tu teléfono sólo cuando sea necesario. Caminar
mirando la pantalla puede distraerte y te hace más vulnerable ante incidentes;
y así como te lo pueden robar, te lo pueden tropezar y quizás estos último sea
mucho más tu culpa.
Confía en tus instintos: Al desarrollar el instinto de estar alertas de
manera natural, sin estar 24/7 estresados o expectantes de que al suceda
(incluso deseándolo para ponerte a prueba), sabrás que si algo no se siente
bien, debes confiar en tus instintos y tomar previsiones, que nunca sobran así
no sean acertada. Si ves a alguien o algo que te provoca incomodidad, busca un
lugar seguro o aléjate.
Camina con propósito: Mantén una postura erguida y camina con confianza.
Esto no sólo te hace parecer menos vulnerable, sino que también te ayuda a
estar más consciente de tu entorno y pisar con más seguridad ante cualquier
esquive o detente repentino (mejores reflejos, menos golpes y sustos).
Establece contacto visual: Al cruzarte con otras personas, intenta mantener un
breve contacto visual respetuoso y discreto. Esto puede disuadir
comportamientos sospechosos y también te conecta con quienes te rodean.
Usa auriculares de un solo lado: Si escuchas música o podcasts o haces llamadas, usa
sólo un auricular. Así podrás mantener el oído libre para escuchar lo que
sucede a tu alrededor. Mientras hablas, gira y monitorea todos tus flancos.
Formación de grupos: Siempre que sea posible, camina en grupo o con el
tropel de personas. Hay seguridad en números y aumentarás las posibilidades de
detectar problemas o peligros. De vez en cuando mira hacia atrás y analiza lo
que viene. No hagas pausas irrespetuosas ni interrumpas el flujo de personas
por mezquindad.
Practica la respiración consciente: Para recuperarte de un susto y estar alertas de lo que venga o para lo que tengas que
hacer por ti o por alguien, mantén la calma cuando te sientas tenso o con
pánico. Técnicas de respiración simple pueden ayudarte a centrarte y pensar
claramente en situaciones inesperadas. Escucha los consejos lógicos si no
puedes pensar por ti y siempre mantente en lugar seguro, sin atacar ni rehuir
de quien se note coherente incluso en las situaciones adversas.
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