Combatir a la obesidad (de manera no forzada) implica adoptar un enfoque
holístico y sostenible hacia la salud y el bienestar.
La
única persona que sabe cómo se siente y que aprende a vivir contigo, eres tú. Y
es por ti que debes realizar una dieta, visitar al médico nutricionista,
realizar cada ejercicio para la obesidad
de manera disciplinada y aprender a manejar tu cuerpo con docilidad.
Tampoco
se puede combatir a la obesidad tomándolo como una carrera contra el tiempo, en la que sobre esforzarse y/o prohibirse
tal o cual cosa sea la mejor manera de perder peso. Ello termina saturando a la
disciplina y creando desilusiones. Por eso les decimos que no deben correr,
sino ir a un ritmo constante y acorde a sus posibilidades.
¿Por qué combatir a la obesidad?
Para
evitar lesiones en los órganos que puedan disminuir la calidad de vida o
truncarla. También para adecuarse a los asientos, ropa, actos sociales, pero no
por el cómo se vean, sino siempre pensando en su comodidad. Incluso pueden
pensar en su economía, si requieren un aliciente algo frío.
Combatir
a la obesidad en los niños es permitirles gozar a plenitud su infancia y su
potencial máximo, además de permitirles la opción de alargar su vida, con los
cuidados pertinentes.
Ya
que ellos gustan comer mucho de todo, lo que se requiere es enseñarle a disfrutar
de todo, pero en una justa medida. Por eso, revisen las tablas nutricionales
pero no siempre para apegarse a ellas, sino saber cuántas porciones de tal o
cual alimento son las óptimas para un infante de tal o cual edad.
Nunca
se nieguen el gusto de comer; lo que deben hacer es comer a gusto y ello no
implica necesariamente comer hasta el hartazgo ni tampoco consumir raciones “de
muestra de restaurante con estrella Michelin”. Tengan una medida de
alimentación que les satisfaga y no se salgan de las 3 comidas fundamentales +
la merienda, que puede –y debería ser- una fruta o un alimento naturista.
Cómo combatir a la obesidad
Esta
es una serie de recomendaciones cortas pero válidas, fáciles de recordar y por
ende, sencillas de aplicar y transformarlas en una costumbre para combatir a la
obesidad.
Alimentación con conciencia: procura a diario el practicar la alimentación
consciente, prestando atención a las señales de hambre y saciedad. Come
despacio y disfruta de cada bocado.
Incorpora más frutas y verduras: Aumenta la ingesta de frutas y verduras en tus comidas,
bien lavadas y picadas, licuadas y/o hervidas. La mayoría de estas son bajas en
calorías y ricas en nutrientes.
Mantén una hidratación adecuada: Bebe suficiente agua a lo largo del día, pero no
precisamente vasos completos; una tacita de las de café llenas de agua te
ayudará a crear balance comida / agua; y recuerda que a veces la sed se
confunde con el hambre.
Elige porciones adecuadas: Aprende a reconocer las porciones adecuadas y evita comer
directamente de paquetes grandes. Devorar todo de una vez afecta a tu estómago,
cuerpo, economía y autoestima, eliminando el placer de comer.
Realiza actividad física regularmente: Combatir a la obesidad no es sólo nutrición y deseos,
implica el encontrar una actividad no forzada y que disfrutes, ya sea caminar,
nadar, bailar o practicar yoga para sudar a gusto y agilizarte más; mientras
más placer te cause, lo harás de forma regular.
Limita el consumo de alimentos ultra procesados: Reduce la ingesta de alimentos altos en azúcares
añadidos, grasas saturadas y sodio. Como a veces las dietas son estrictas y las
tentaciones hacen perder lo ganado, tómate un día a la semana para los “gustos
rompe dieta” y come algo que habías limitado, pero con moderación. Tu cerebro
será satisfecho y tomarás los días de dieta con mucha más calma.
Crea un entorno saludable: Rodéate de opciones saludables en casa y en el trabajo.
Ten a mano frutas, nueces, granola y otros pasapalos (snacks) saludables.
Establece metas realistas: Fija objetivos alcanzables y medibles a corto y largo
plazo para mantener la motivación. Y si no lo pudiste cumplir, ¡Prosigue!, todo
momento es bueno para combatir a la obesidad y sentirse ágil, sano y
despabilado.
Duerme lo suficiente: Prioriza un buen descanso nocturno y no estés siempre
acostado de día. La falta de sueño puede afectar tus hábitos alimenticios y tu
metabolismo.
Gestiona el estrés: Encuentra maneras efectivas de manejar el estrés, como
la meditación, el ejercicio o la práctica de hobbies. Y nunca te dediques en
soledad a rebajar, busca a alguien que te motive con la verdad y mucho mejor,
con el buen ejemplo.
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