En
el ámbito de la mente, el equilibrio es esencial. Podemos considerar que los
siguientes pasos para fortalecer la mentalidad representan el Alfa y el
Omega, la dualidad y la unidad en la filosofía del Ser y del Hacer.
Sin
embargo, la verdad es que, aunque haya muchos consejos, buenas intenciones,
realidades por vivir, opciones y motivaciones para avanzar, la mentalidad
requiere de vez en cuando algunas dosis de realidad cruda que la enfoquen, la
ayuden a crecer y la alejen de la creencia errónea de saberlo todo y salir
victoriosa en todo momento.
Las
soluciones fáciles o el camino sin obstáculos no forjan el carácter, sino una
actitud complaciente que se siente falsamente segura. Y cuando la adversidad
golpea, no sabe cómo enfrentarla... y se derrumba.
Es
por eso que hemos combinado el Yin y el Yang en estos 5 pasos para fortalecer
la mentalidad, para que no solo refuerces tu posición en los momentos
positivos, sino que también seas fuerte, perceptivo y resolutivo en los momentos
negativos.
Esto
te convertirá en una persona realmente integral y un verdadero ciudadano del mundo.
Optimismo y Gratitud
El
optimismo no solo se desea, sino que se construye, cumpliendo con las tareas en
su totalidad, evitando riesgos innecesarios y no creando ilusiones para vivir
en ellas, sino para ampliar tu espectro imaginativo y creativo.
Todo
esto te ayudará a tener una mente menos dispersa, manipulable o atormentada al
enfrentar problemas; y te permitirá avanzar paso a paso en las soluciones,
confiando en que has sentado bases sólidas y que todo se aclarará.
La
gratitud, a pesar de lo que puedas pensar, está estrechamente ligada al
optimismo. Te agradeces a ti mismo por no sucumbir, por ser metódico y estoico,
por saber pedir ayuda y por comprender que las oraciones son serenidad y
reflexión.
Es
verdaderamente gratificante para el alma, la mente y el cuerpo ser el
arquitecto de tu propia felicidad.
Lenguaje Interno y Gestión del Estrés
Ser
pragmático y honesto no equivale a denigrarte a ti mismo. Los dos primeros
aspectos buscan ser realistas y objetivos; el último, sumergirte emocional y
actitudinalmente de manera autodestructiva por tus miedos o aspectos que no
deseas corregir en ti.
No
se trata de decirte cosas bonitas o frases preestablecidas, sino unas palabras
de estímulo y determinación que te levanten y te animen a seguir intentándolo,
corrigiendo, mejorando, avanzando, o incluso detenerte y retirarte con la
frente en alto.
Si
evitas auto flagelarte, el estrés tendrá menos control sobre ti. A través de la
meditación, la reflexión, la lectura edificante y ejercicios mentales, o
simplemente actividades relajantes, puedes eliminar por completo el estrés de
tu vida, un espacio en el que no le has permitido habitar por completo... y
donde no lo permitirás.
Fomentando Relaciones Saludables con uno mismo y con los demás
Dedica
tiempo para disfrutar, cuidarte, consentirte y dejar atrás esas culpas
infundadas que te autoimpones por estar ocupado trabajando o estudiando,
alejándote de ti mismo y de tus seres queridos. Si cuidas de tu mente y cuerpo,
serás más útil durante más tiempo.
Asimismo,
sé un modelo a seguir para tu entorno y rodéate de personas que brinden
ejemplos saludables y positivos, para que más personas se beneficien de una
convivencia equilibrada y armoniosa. Mientras más alegría y nobleza haya en el
entorno de esa persona, más beneficioso será tenerla cerca.
Resiliencia y Objetivos
Adáptate
a los cambios; no te agobies por lo que pudo haber sido ni vivas en el pasado.
Aprende sin resignarte y actúa como un sobreviviente, apreciando el doble lo
que posees sin necesidad de enfrentar circunstancias adversas previas.
Reconstrúyete ya.
Esto
te impulsará a fijarte nuevas y mejores metas, las cuales no siempre tienen que
ver con la acumulación de riqueza, sino con la solidez y la utilidad para ti y
para los demás. Que la dignidad sea una meta adicional a la que te propongas.
Empatía y Equilibrio
Recuerda
que al ser un emisor de energía positiva, también puedes ser un receptor de la
misma, gracias a la empatía que percibes con una mente abierta y generosa.
Debes
gestionar esas emociones para poder apoyar a los demás en los buenos y malos
momentos, e incluso ser tu propio sostén emocional cuando no tengas a nadie más
a tu lado.
Es
un equilibrio que se experimenta y se aprende, y que también debe ser
respaldado por otros. De vez en cuando, sal de tu zona de confort o zona de
estabilidad y comparte con alguien lo que te preocupa, temes o molesta.
Es
fundamental contar con asistencia profesional de un terapeuta, psicólogo, líder
espiritual, mentor, etc., para obtener una perspectiva imparcial que te ayude a
canalizar y liberarte de las dudas, las cuales pueden ser perjudiciales para tu
fortaleza mental.
Estos
pasos para cultivar una mentalidad más resistente resultan efectivos si se les
otorga consistencia, personalidad y se refuerzan con actividades físicas,
culturales e innovadoras para alimentarla y alejarla de la rigidez.
Comentarios
Publicar un comentario