La
caída de un ídolo es un suceso muy frecuente que no deja de ser doloroso, tanto
por todo aquello que esa persona llegó de bueno a ejemplarizar como por el error
repetitivo de nosotros los humanos de subir a alguien a un pedestal, incluso sí
ese pedestal queda al lado del nuestro, viéndonos como iguales.
En
este caso, la caída de un ídolo se ha centrado en Benjamín Rausseo “Er Conde
del Guácharo”, el persona humorístico más importante por casi cuatro décadas en
Venezuela.
Benjamín
Rausseo se formó en varios temas de la vida, desde ser un limpiabotas,
carretillero, verdulero, ayudante de un camión, repartidor de periódicos,
pasando a mesonero, bachiller, licenciado en artes, graduado en teatro,
producción y dirección, músico, poeta, cantante, actor, escritor, cineasta, empresario
en el sector de alimentos, turismo y recreación y creador de eventos.
Además,
grados de abogado y educador en conjunto a estudios complementarios en
administración, gerencia y otros ligados a las artes.
En
fin, todo un ejemplo de tesón, estudio, trabajo e inversión correcta de aquello
que generaba para sí y un entorno cercano o no, gracias a sus show de comedia,
viajes, desvelos, creatividad y disciplina laboral.
Hizo
que su personaje Er Conde del Guácharo fuera referente para muchísimos
comediantes, cantantes, imitadores, ventrílocuos, artistas integrales. Donde se
presentaba, generaba empleo y ganancias para cualquier promotor, sea cual fuere
el aforo del local, con él como estelar todo era garantía de éxito.
La caída de un ídolo
Pero
Benjamín Rausseo no supo canalizar toda la necesidad, empeño, astucia,
estrategia, ímpetu y hasta corazón lleno de buenas intenciones, cuando hizo la transición
a la política de poder –paralela a la partidista-. Aunque se ha lanzado a la
Presidencia de la República de Venezuela como independiente y se dice que no es
político partidista, su terquedad y gríngolas sociales “para mantener la fiesta
en paz”, le han transformado en un político más.
La
caída de un ídolo con liderazgo y una construcción formal contra viento y
marea, es perniciosa para dar buen ejemplo e incluso esperanza a la niñez y
juventud que ahora se levanta.
Duele
cuando la inteligencia integral no se combina con la inteligencia emocional. La
gente se deja dominar por el ego, por el “yo sí puedo, tú eres el que no puedes
ni sabes” y termina hundiéndose en su propio error.
Benjamín
Rausseo, tratando de “jugar limpio en el momento más sucio de la política”,
terminó embarrándose. No supo construirse y está en vías de destruirse.
Aunque
su captación de votos se debe a todo lo que le ha quitado al partido de
gobierno en turno (psuv), porque nada le ha quitado a la oposición (los pisos y
techos de porcentajes así lo comprueban), su error para hermanar, incluso
comentando en contra de sus rivales de manera soterrada –cuando pidió una
campaña de altura-, lo que le está ganando es que quede en el olvido nacional y
con él, a su personaje.
Los
números electorales que tiene le podrían ayudar a ganar una alcaldía o curul en
la Asamblea Nacional, incluso una gobernación. Pero él mismo se ha cercado con
sesgo político y cada día que pase puede ser más y pero sí no cae en cuenta que
es peón de un juego maquiavélico.
La
caída de un ídolo del humor popular y de un empresario que pudo ser un outsider
de lujo –en una campaña electoral realmente limpia-, es en extremo
decepcionante.
No más ego
La
historia universal ha demostrado que el ego y el yo primero, yo segundo y yo
tercero, porque tengo carácter e ideas, pero sin saber sumar, termina
derrumbando a las personas.
Hasta
la misma María Corina Machado venía de esas actitudes egocéntricas
separatistas. Dio su brazo a torcer y hoy está recogiendo frutos, entre quienes
le seguían y quienes son opositores pero no le tragaban. Ejemplo que la caída
de un ídolo se puede revertir sí hace un mea culpa y cambia de forma, para
atacar mejor al fondo –en este caso la política nacional-.
El
mismo Rausseo podría torcer su brazo y hasta ser convocado a un nuevo gobierno.
Tiene planes, ímpetu y conocimiento. Pero eso de que “o mando yo o más nadie”,
lo tienen dominado.
Y
en un entorno de alacranes y zamuros políticos venezolanos que aparecen a dañar
las elecciones peor de lo que ya están, esto le termina hundiendo más. Sólo él
puede resarcirse o uniéndose o apartándose.
Éste
no era su momento y lo sabía. No parece su destino y lo sabe. Pero teniendo las
herramientas para dejar un legado, incluso trabajando con otros sin ser él el
jefe, ¿Por qué oponerse?, ¿Por qué arriesgarse a la crítica social, quizás
obnubilado por los abrazos de quienes le conocen y le respetan, pero que tienen
claro que las cuentas no dan y es mejor agregarle al que más tiene, para que
gane?
La
caída de un ídolo siempre parte de él mismo o ella misma. De sentirse
indispensables y el eje del mundo. De no saber aportar desde las sombras o de
manera mancomunada, de no construirse desde las raíces.
Su
sueño e intención son sanos y nobles, de ello no hay duda. Pero la manera cómo
las ha trabajado, definitivamente que son erróneas.
No
hay peor ciego que el que no quiere ver.
ACTUALIZACIÓN EN NOVIEMBRE DE 2024
Luego de no aparecer desde el 05 de agosto en la actividad pública y de redes sociales, Benjamín Rausseo mostró una entrevista y comunicado donde critica a la oposición que sigue defendiendo el reflejo de las actas de las elecciones del 28 de julio, recabadas por los testigos, miembros de mesa y dichas por civiles y militares, no mostradas por el CNE.
Ataca a la oposición callando comentar sobre adolescentes liceístas, músicos e incluso discapacitados apresados por protestar o sólo estar pasando por la calle y ser víctimas de la razia; sumado a la cacería a políticos opositores.
Sale ahora para querer ganar puntos para las elecciones de 2025 que incluyen gobernaciones, alcaldías y diputaciones que, por los niveles de voto que obtuvo, perderá y que sólo obtendría algo así como josé brito o javier bertucci: A cambio de silenciar a los buenos y acompañar como taimado a los malos.
En eso se convirtió y por eso, sacó pocos votos y quedó en el olvido de la mayoría de los venezolanos, porque ni los partidarios del régimen lo ven con buenos ojos.
¿Cómo se vive y se duerme así, cuando antes se gozaba del respeto y aprecio del país por egocéntrico y liderazgo errado?
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