La idea de las farmacias populares ha
resultado paliativa para las zonas de estratos sociales bajos a clase media. Hay
varios temas que tocar al respecto, ya que en ocasiones es una intrusión del
Estado en el mercado privado o para utilizar el dinero de impuestos para
obtener más dinero, desvirtuando la recaudación.
Pero, son los resultados inmediatos
lo que ve el común denominador y no las inferencias económicas no siempre positivas
que éste tipo de acciones populistas conllevan.
Muchas veces buscan afectar o atacar
sin razón a las farmacias del sector privado, tanto aquellas que despachan en
mostrador como toda farmacia venta online. Más, las del sector privado son ventajosas con respecto a las farmacias
populares ya que:
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El personal está capacitado con niveles
más estrictos, tanto en farmacopea como atención al público y administración.
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Antes de ofrecer medicamentos genéricos
de empresas reconocidas, ofrecen medicamentos de marca cuya composición eleva la
eficacia.
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Los precios son más competitivos.
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Su stock de medicinas de alto costo,
medicamentos especializados, realización de fórmulas y medicinas importadas les
convierten en la salvación de los compradores.
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Ofrecen material quirúrgico en forma de
kits.
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Se pueden realizar pedidos online y
recibirlos donde sea con el sistema de delivery.
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Sus páginas web, informan stock,
alternativas en base al componente principal, precios actualizados, se pueden
realizar reservas.
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Trabajan turnos de 24 horas los 365 días
del año.
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Se puede realizar consultas
extraordinarias con el farmaceuta regente y/o de guardia.
Farmacias populares
La idea de las farmacias populares
es buena, siempre y cuando haya pulcritud entre la compra de medicamentos, la
calidad de éstos y que el dinero recabado de la venta a precios asequibles,
sufrague los gastos y regrese la inversión al Estado.
Todo lo demás es malversación en
nombre de una acción social. Un espejismo. Incluso sí los medicamentos no
tienen un descuento viable, se puede considerar que se está abusando de la
confianza de las personas, ya que los gobiernos pueden realizar grandes compras
y canalizarlas de manera correcta.
Las farmacias populares en
ocasiones venden medicamentos que en otros países se tiene prohibición de
venta. O cuyas normas sanitarias no quedan especificadas, dándose a entender
que sí son farmacias regentadas por el Estado, todo está bien. Nuestro consejo
es que sí un marca no le da confianza, sea por la empresa, presentación o la fama
que tenga el país de origen en su producción de medicamentos, mejor acusa al
sector privado.
Sí, hay medicinas que no son
placebos y sí brindan la debida eficacia, lo cual se puede transformar en una
compra viable y sana cuando el presupuesto aprieta. Hay que entender que ésta
es una opción para medicamentos que no ameritan prescripción o algunos bajo prescripción
facultativa.
Siempre que salvaguardes tu salud y
bolsillo y que se sepa que la venta va a ser beneficiosa para el conglomerado,
es bueno realizar esporádicas compras en las farmacias populares.
Pero recuerden, los medicamentos de
comprobada eficacia, calidad, para tratamientos e enfermedades de medio o alto
riesgo, están en las farmacias privadas y, sea por vía online o presencial, allí
deben ser adquiridos. Es por tu salud y la de los tuyos.
Medicamentos que habitualmente expenden en las farmacias populares
Analgésicos para tratar el dolor
físico, de cabeza, muscular o articular. Ejemplos: paracetamol, ibuprofeno,
aspirina, diclofenaco.
Antiácidos y antiulcerosos para
reducir la acidez del estómago y prevenir o tratar las úlceras gástricas.
Ejemplos: omeprazol, ranitidina, bicarbonato de sodio.
Antialérgicos, contra todas las
reacciones alérgicas, como el asma, rinitis o urticaria. Ejemplos:
antihistamínicos, corticoides, broncodilatadores.
Antidiarreicos y laxantes para
regular el tránsito intestinal y evitar la deshidratación o el estreñimiento.
Ejemplos: loperamida, suero oral, plantago ovata, bisacodilo.
Anti infecciosos, que combaten las
infecciones causadas por microorganismos, como bacterias, virus, hongos o
parásitos. Ejemplos: antibióticos, antivirales, antimicóticos,
antiparasitarios.
Antiinflamatorios, reductores de la
inflamación y enrojecimiento de los tejidos. Ejemplos: AINEs, corticoides,
colchicina.
Antipiréticos contra la fiebre.
Ejemplos: paracetamol, ibuprofeno, aspirina.
Antitusivos y mucolíticos que
alivian la tos y facilitan la expulsión de las flemas. Ejemplos:
dextrometorfano, codeína, ambroxol, acetilcisteína.
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